La respuesta más sencilla a esta pregunta es referirse a que la democracia ideal no existe porque justamente es ideal.
Pero para responder de una manera más divertida a esta pregunta tomemos un ejemplo elaborado por el esloveno Slavoj Zizek [1]: Un huevo de chocolate, aquellos que guardan un juguete por dentro.
Los niños demandan a los padres la compra de estos huevos de chocolate no tanto por el chocolate, sino por el juguete que se encuentra dentro.
Una vez que un niño tiene en sus manos uno de estos huevos lo rompe buscando inmediatamente el juguete que guarda dentro.
El niño ya posee el juguete, no le agrada y va en busca de otro y otro, así sucesivamente se desarrollan el deseo.
La forma de anudar este flujo deseante de romper uno y otro huevo en busca del juguete perfecto, que además no existe, se lo puede realizar como en el caso de los juguetes en Navidad, guardando y evitando el encuentro con lo real (la frustración constitutiva de todo juguete, hoy), difiriendo su encuentro a un futuro próximo, al igual que los juguetes debajo del árbol de navidad, un anudamiento para evitar la compra excesiva de juguetes, por ello el juguete está ocultó, está envuelto en un papel de regalo, no se lo ve, se posterga la búsqueda del juguete perfecto.
Una manera de descalificar a la práctica democrática es compararla con una forma ideal de democracia. En el ejemplo de Zizek el equivalente al juguete perfecto. Pero esa democracia ideal sólo puede ser un referente para criticar cualquier práctica de democracia a condición de ser irrealizable, ya sea porque supone una serie de transformaciones (revoluciones, saltos cualitativos, una nueva humanidad, etc.) o ya sea porque siempre hay alguien malo y perverso que evita su realización (burgueses, anarquistas, individuos desinteresados en la política, ignorantes, etc.).
Tomemos otro ejemplo literario, en el Principito, el hermoso cuento de Antoine de Saint-Exupéry, nunca se dibuja el cordero ideal, la solución del piloto ante el pedido del Principito es dibujarle una caja con huecos y decirle que dentro está el cordero que él quiere. De la misma manera la democracia ideal se encuentra en una caja con huecos.
Saint-Exúpery como Zizek tratan de explicar que la condición de las ideologías se encuentra en criticar el reino de este mundo y proponer el reino de los cielos siguiendo una estructura religiosa que demanda de los desamparados el dolor y la muerte, y busca en los santos las citas a sus dichos así como la referencia a las sagradas escrituras.
Para Saint-Exúpery el imaginar el cordero ideal (que quite los pecados del mundo) en una caja con huecos es un don de los niños, para Zizek que los niños no encuentren el regalo perfecto es la razón por la cual nos rompen los huevos (de chocolate, por supuesto), ambos ejemplos nos muestran la distancia que hay del conflicto (polemos) con la resolución del conflicto (polis), así toda resolución del conflicto será siempre, desde el punto de vista de Zizek una parte del mismo conflicto.
Aquello a lo que llamamos democracia siempre será una querella discursiva, salvo que cada uno se quede con el huevo de sus sueños envuelto en papel de regalo o el cordero en una caja con huecos.
1 Ejemplo que se encuentra en Zizek, Slavoj. 2006. El títere y el enano. El núcleo perverso del cristianismo. Buenos Aires – Argentina: Paidós.
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