abril 25, 2024

La despatriarcalización, un proceso pendiente

La Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia señala en su artículo 9º que es función esencial del Estado “construir una sociedad justa y armoniosa, cimentada en la descolonización, sin discriminación ni explotación, con plena justicia social, para consolidar las identidades plurinacionales”; sin embargo, es fundamental comprender que no puede haber descolonización sin despatriarcalización, pues ambas perspectivas son políticamente inseparables.

Así, para comprender esta perspectiva, es necesario asumir que la colonización se fundamentó sobre la base de dos pilares (el racismo y el patriarcado) que fueron determinando, a lo largo de los años, entramados complejos de relaciones de dominación, muchas de ellas que perduran hasta hoy. En este contexto, se reconoce que la mujer es la que ha venido sufriendo la mayor violencia, discriminación y sojuzgamientos, pues el modelo de sociedad impuesto por la colonia, pudo haber encontrado en algunos modelos endógenos, elementos facilitadores que le permitieron concretar su hegemonía patriarcal.

En ese sentido, el modelo colonizador, no hizo más que imponer y consolidar un modelo de sociedad basado esencialmente en el sujeto patriarcal, como la persona que detenta el poder. Modelo que se ha venido reproduciendo hasta nuestros tiempos y que se encuentra enraizado en todas las estructuras sociales, políticas, religiosas, económicas y culturales de nuestro país; incluido el propio Estado, pues éste no es una entidad ajena a la constitución de las prácticas sociales, ni es externa a las mismas; sino más bien opera como un condensador de una relación de fuerzas de la sociedad.

De ahí la necesidad de vincular ambos conceptos en una sola perspectiva estratégica de liberación, pues la descolonización no implica necesariamente la inmediata o automática despatriarcalización de la sociedad, es decir, el cuestionamiento de los mecanismos de reproducción del dominio de un género sobre el otro. Dicho de otro modo, se puede descolonizar la sociedad y seguir siendo profundamente patriarcales.

En esta perspectiva, hoy en día, la descolonización-despatriarcalización (como perspectiva estratégica) no puede ser más que la lucha política contra esas formas de poder y de asimetrías, desmontando los mecanismos de dominación de una cultura sobre otra, pero también de un género sobre otro. En este sentido, la descolonización y a la despatriarcalización no pueden ser comprendidas de una manera maniquea, etnocéntrica o como un asunto exclusivo de los sectores indígenas (aunque éstas les haya afectado en mayor medida), pues las asimetrías y las desigualdades transversalizan a toda la sociedad. Por el contrario, debe ser enfocada como una gran posibilidad de edificar, en la arena de la lucha política, diálogos plurales, diversos e interculturales, que nos conduzcan a una nueva sociedad, cada vez más justa y armoniosa, tal como lo dicta la Constitución Política del Estado Plurinacional.

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