mayo 1, 2024

¿Eres o no eres?

Un artículo de Fidel Castro revela su conversación con el comandante Hugo Chávez pocas horas después de que fuera liberado por la acción decidida del pueblo venezolano que derrotó el golpe de Estado.

“…Padre, le dije, ¿eres o no eres o quién eres? Y mirando el Cuartel de la Montaña, dijo: ‘Despierto cada cien años cuando despierta el pueblo’.”

Esa fue la respuesta del Libertador de América a la atrevida pregunta de Pablo Neruda tras el estallido de la Guerra Civil Española, cuando los propios obreros españoles lograron impedir que los fascistas se apoderaran del Cuartel de la Montaña de Madrid.

Esos recuerdos acudían a mi mente ante los hechos que estaban ocurriendo en la hermana República Bolivariana de Venezuela. En nuestra patria solitaria, la Revolución había estallado hacía muchos años, y estábamos enfrascados en una contienda desigual y casi inconcebible contra el imperio más poderoso que había conocido la humanidad.

De repente suena el teléfono del cuarto, solo para situaciones de urgencia; la llamada procedía de la oficina de Hilda Castro, la viuda de Tamargo, el primer taquígrafo que conocí en mi vida tras el triunfo de la Revolución en enero de 1959. Habían transcurrido ya 43 años.

En esa parte de los documentos revisados comienza la transcripción de Hilda, que publico de manera íntegra:

Conversación telefónica sostenida por el Comandante en Jefe, Fidel Castro, con el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías el 14 de abril de 2002, a las 07:01 h


—    PDTE. CHÁVEZ.-…Heroína María, Fidel. (al parecer yo lo había llamado a él héroe un segundo antes)

—    CMDTE. EN JEFE.- ¡Ah, esa es la campeona, caramba! ¡Qué historia! ¡Qué historia!

—    PDTE. CHÁVEZ.- (Se ríe) ¡Esto no tiene nombre, Fidel!

—    CMDTE. EN JEFE.- Yo ahora estaba meditando, no me podía dormir. Me iba a dormir y no me podía dormir, cuando me suena un timbrecito ahí, y ya… ¡Qué cosa!

—    PDTE. CHÁVEZ.- ¡Qué día, Fidel! Estoy que… ¡es una cosa increíble, increíble! Yo todavía estoy procesando cosas. Y los muchachos… Porque yo estaba aislado; me llevaron, cuando salí de aquí, esa madrugada, como dos horas después que hablamos. Pues, entonces, por fin, como lo hablamos, yo dije: “No, yo no voy a renunciar. Voy preso, pues.” Entonces, me voy, voluntariamente. Hablé con los muchachos, que son —como tú sabes— unos guerreros, y les dije: “No se pongan a cometer locuras. Bueno, vamos a prisión y esto no ha terminado.” Porque no tenía yo ya cartas que jugar. Otras unidades leales, pero estaban lejos, ¿ve? Las que estaban sólidas, sobre todo la Brigada de Paracaidistas en Maracay. Baduel me llamó.

—    CMDTE. EN JEFE.- No, y no podían moverla, Hugo, porque se arma una batalla, ni siquiera una guerra civil.

—    PDTE. CHÁVEZ.- Sí, sí, exactamente. Yo le dije…

—    CMDTE. EN JEFE.- Yo he oído decir que ya querían venir y tú les dijiste que no.

—    PDTE. CHÁVEZ.- No, yo le dije: “Mantén tu posición.” Y me llamaron unos muchachos de Maracaibo, allá en Occidente, de Tanques, y me dijo Alcalá: “Aquí está mi batallón de tanques listo en columnas, y todos mis oficiales y tropas. ¡Patria o Muerte! Me voy a tomar Maracaibo.” Le dije: “No. Mantén tu posición. Me basta que mantengas la posición moral, de combate, pero mantén tu posición física también. Eso sí, artillado y listo, por si acaso te ataca la fuerza aérea, o alguna cosa.”

    Y eso se fue multiplicando a nivel de los Comandantes de los Batallones de Tanques, de Infantería, un Batallón de Selva por allá en la selva. Empezaron a decir que no reconocían al supuesto gobierno este nuevo, ilegítimo. Y Baduel se convirtió en el eje, y otros generales leales se fueron para allá. Muchos de los muchachos míos que se quedaron sueltos por ahí, se concentraron en Maracay.

    Yo estaba haciendo un plan después que hablé contigo. La única alternativa que me quedaba era irme a Maracay. Pero tú sabes que esas son como casi dos horas por tierra. Y entonces, bueno, no teníamos la seguridad de que pudiéramos llegar allá.

—    CMDTE. EN JEFE.- Era imposible, era imposible.

—    PDTE. CHÁVEZ.- No, no. Nos hubieran parado en la carretera, y a lo mejor se arma una batalla ahí, ¡quién sabe qué hubiera pasado! Así que, por eso, decidí entregarme.

    Me llevaron a cinco sitios. Me movieron de un lado para otro. Me presionaron para que firmara la renuncia. Yo dije: “No, yo no renuncio. Yo soy preso. Soy preso, y listo. Y enjuícienme.”

    Me llevaron a medianoche por allá, a un apostadero naval, y resulta que a las dos horas ya tenía ganados a casi todos los sargentos, porque son comandos de estos, paracaidistas y todo, ¿no?

—    CMDTE. EN JEFE.- Eso fue aquel día, eso fue el viernes.

—    PDTE. CHÁVEZ.- ¿Eh?

—    CMDTE. EN JEFE.- ¿El viernes?

—    PDTE. CHÁVEZ.- No, eso fue antier, el jueves por la noche.

—    CMDTE. EN JEFE.- El jueves. ¡Ah, eso fue…!

    Pero tú estabas en Palacio.

—    PDTE. CHÁVEZ.- No, eso fue el viernes, perdón.

—    CMDTE. EN JEFE.- Sí, a las 03:50 fue que tú saliste, del viernes, antes del amanecer.

—    PDTE. CHÁVEZ.- Correcto.

    Entonces, ahí me movieron por tres lugares ese mismo día. Y por fin decidieron —como ya la gente se estaba agolpando… Yo estaba por allá en el Regimiento de Policía Militar, preso, y la celda donde yo estaba queda como a un kilómetro de la salida del Fuerte Tiuna, y ya se oían los gritos de la gente. Porque la gente sabía que yo estaba ahí, ¿no? Yo llamé de allí, hablé con María, hablé con María Isabel y con la familia: “Díganles que estoy aquí en Fuerte Tiuna.” Y la gente empezó a irse para allá, a aglomerarse. Pero miles de personas, a gritar consignas, sin miedo…

—    CMDTE. EN JEFE.- ¿A qué hora del viernes?

—    PDTE. CHÁVEZ.- Eso fue ya en la tarde del viernes.

—    CMDTE. EN JEFE.- Claro. ¿Y cómo pudiste hablar con María y con el Ministro de Educación y de Trabajo?

—    PDTE. CHÁVEZ.- Los militares… Un militar me prestó un teléfono celular.

—    CMDTE. EN JEFE.- ¿En dónde? ¿En ese momento? ¿Allí en el Fuerte Tiuna?

—    PDTE. CHÁVEZ.- En el Fuerte Tiuna me prestaron un teléfono y empecé a hacer algunas llamadas: a mis hijos, a María Isabel… Y les pedí que hablaran con el mundo; que yo no había renunciado. Ahí fue cuando María te llama…

—    CMDTE. EN JEFE.- A las 10 y dos minutos me llama María. El viernes.

—    PDTE. CHÁVEZ.- En la noche.

—    CMDTE. EN JEFE.- No, por la mañana.

—    PDTE. CHÁVEZ.- iAh!

—    CMDTE. EN JEFE.- A las 10 y dos minutos me llama. Y es cuando yo le propongo que si ella estaba dispuesta a hablar ella misma. Dice: “Sí, ¡qué no haría yo por mi padre!”

    Entonces le preparé inmediatamente para que hablara con Randy el periodista, y a las 12:40 lo disparamos al aire. Cuando lo disparamos al aire, se lo entregamos a las agencias y también a la CNN. Entonces la CNN empezó a darlo y cada media hora sacaba la noticia.

—    PDTE. CHÁVEZ.- ¿Y cuánto tiempo habló María?

—    CMDTE. EN JEFE.- Bueno, puede ser que ella habló… Fueron seis minutos. Hizo una historia muy bien, en seis minutos.

—    PDTE. CHÁVEZ.- iAh, no, pero esa es la heroína!

—    CMDTE. EN JEFE.- No, no, pero sí. Pero fue fenomenal, porque esta gente…

—    PDTE. CHÁVEZ.- No, eso fue muy, muy importante.

—    CMDTE. EN JEFE.- Entonces ya Felipe fue como a las 4 de la tarde, en que estaba asediada la Embajada nuestra. Pero allí ha sido… La querían asaltar. Hubo un momento… Bueno, la orden tenía que ser, primero, disparos… Tenían que defenderse, porque los mataban a todos, y había 5 mujeres y un niño, y 17 compañeros allí. Fue muy tensa…

—    PDTE. CHÁVEZ.- Dicen que les quitaron hasta la luz y el agua.

—    CMDTE. EN JEFE.- Fue muy tensa. Les quitaron la luz, les quitaron el agua, no se podían mover, y hasta, bueno, estuvieron a punto de asaltarla. Ese fue el momento más crítico. Habría perturbado eso terriblemente. Porque de abrir una balacera…

—    PDTE. CHÁVEZ.- Germán estaba ahí, ¿no?

—    CMDTE. EN JEFE.- Germán se portó… ¡Y toda la gente se portó… pero como unos héroes de verdad! Allí. Porque estaban cercados. Una multitud. Romaní y toda la gusanera aquella. ¡Si tú ves qué discurso pronunciaba! Porque a aquellos los transmitían. Las cadenas esas transmitían todo.

—    PDTE. CHÁVEZ.- Claro, lo transmitían todo.

—    CMDTE. EN JEFE.- Y se pasaron todo el día calumniando y calumniando, y hablando de la renuncia, la renuncia y la renuncia.

    Entonces, ellos edificaron todo su andamiaje sobre la base de la renuncia. Ahí fue donde se embarcaron p’al diablo.

—    PDTE. CHÁVEZ.- (Se ríe) Sí, porque empezaron a difundir un texto que yo no quise firmar, cuando me reuní allá en el Fuerte Tiuna con los generales traidores estos, que estaban comprados por la oligarquía de acá y otros sectores más.

    Entonces, bueno, me llevaron. Cuando empieza la gente a aglomerarse en Fuerte Tiuna, ya en la tarde…

—    CMDTE. EN JEFE.- ¿A qué hora hubo unos disparos allí? Porque hubo unos disparos. Ya anocheciendo, o de noche ya.

—    PDTE. CHÁVEZ.- Sí. Hubo unos disparos. Parece que fue al aire.

—    CMDTE. EN JEFE.- Sí, porque la gente estaba acumulándose y estaba bajando de las lomas.

—    PDTE. CHÁVEZ.- Anjá.

—    CMDTE. EN JEFE.- Sí.

—    PDTE. CHÁVEZ.- Entonces, ahí me llevan, en helicóptero, ya de noche, hacia un apostadero naval que queda como a hora y media de Caracas en helicóptero.

    Yo no sabía para dónde me llevaban. Entonces, bueno, me monté en el helicóptero, y me llevan a un apostadero naval, donde estaba un grupo de comandos de la Marina.

—    CMDTE. EN JEFE.- Sí, Riuma…

—    PDTE. CHÁVEZ.- ¿Eh?

—    CMDTE. EN JEFE.- Tiene un nombre… Yo lo vi ayer por la mañana, porque un amigo, una gente de ustedes se lo dice a la AFP. Me refiero al viernes, ¿no? No, al sábado por la mañana. Se lo dice a la AFP, que a ti te han llevado para un lugar, y da el nombre allí; dice: a 100 km de Caracas, en dirección a Miranda más o menos. Y da el nombre del lugar donde estás.

—    PDTE. CHÁVEZ.- Turiamo.

—    CMDTE. EN JEFE.- Turiamo, exactamente. De eso yo me entero cuando termino un acto por la mañana, en que metimos duro, ¿no? Entonces, ya yo iba saliendo del acto, y me informan que ha salido un cable que indica el lugar donde tú estás. Allá.

    Entonces, llamé allá. Tus padres habían oído a María. Por la noche, por la CNN, vieron todo. Entonces, tu mamá manda un recado. Nos llama, quiere hablar conmigo, porque quiere hacer una declaración ella también.

    Entonces, yo la llamé primero a la Gobernación, pero me dejaron tres teléfonos y estaban en la residencia, allí donde estuvimos comiendo el pescado aquel.

—    PDTE. CHÁVEZ.- Sí. (Se ríe)

—    CMDTE. EN JEFE.- Entonces, estaba ella con muy buen ánimo. Pero allí me doy cuenta —porque hablé también con tu padre, y le pregunté cómo estaban las cosas. La relación con la jefatura militar estaba muy bien; se había reunido. Y entonces allí, el de Sabaneta también, muy activo. Ya ellos habían hecho contacto allá también con la gente de los paracaidistas, y tenían el control allí de la situación, y se organizó muy bien.

    Entonces, ya empiezan las primeras noticias.

    Yo, cuando terminé de hablar con ellos ya, llamé a María —era alrededor de las 10, 10 y tanto—, a ver qué noticias tenía, y yo le doy la información de que te habían llevado para esa base.

—    PDTE. CHÁVEZ.- Correcto. Ahí estuve esa noche. Ahí, bueno, descansé un rato; hablé con los muchachos, los comandos… Porque ellos son muchachos de comandos paracaidistas, aunque son de la Marina, y entonces resulta que me los voy ganando, me los voy ganando, van cogiendo confianza. Y en la mañana resulta que uno me propone salir de ahí, es decir, tomar la base esa y rescatarme, y salir de ahí hacia Maracay por tierra —porque el helicóptero no lo teníamos cerca, estaba en el apostadero, donde sí ellos lo tenían bajo control. Entonces, a mí me pusieron en una bahía con una unidad de comandos de unos 100 hombres; pero ellos me dijeron —un grupo de oficiales y sargentos—, me dijeron: “Mire, mi Comandante, estamos dispuestos a irnos de aquí con usted. Detenemos aquí a algunos oficiales que no están con nosotros, y nos vamos a Maracay, porque está mi general Baduel haciéndose fuerte allá, la gente en la calle, en Caracas la gente está en la calle. Así que, vámonos de aquí.”

    Bueno, estaban haciendo el plan ya, y al rato llegan…

—    CMDTE. EN JEFE.- ¿Y por dónde hubieran llegado a Maracay ustedes?

—    PDTE. CHÁVEZ.- Por carretera, porque esa zona queda cerca de Maracay, queda como a dos horas de Maracay por tierra.

—    CMDTE. EN JEFE.- Pero, ¿Maracay está al este o al oeste de Caracas?

—    PDTE. CHÁVEZ.- Maracay está al suroeste de Caracas, y forma —con el lugar donde yo estaba— como un triángulo casi que equilátero entre…

—    CMDTE. EN JEFE.- Sí. Pero entonces la base esa, ¿está en la zona de Miranda, o al oeste de Maiquetía?

—    PDTE. CHÁVEZ.- No, al oeste de Maiquetía, en el estado de Carabobo, yendo hacia…

—    CMDTE. EN JEFE.- ¿La base esa?

—    PDTE. CHÁVEZ.- Turiamo, sí.

—    CMDTE. EN JEFE.- Claro, ahora entiendo, ahora entiendo.

—    PDTE. CHÁVEZ.- Y es del estado de Aragua, Turiamo está en Aragua, cuya capital es Maracay. Ellos cometieron un error allí, porque me llevaron al estado de Aragua.

—    CMDTE. EN JEFE.- Te llevaron cerca de donde estaban los paracaidistas.

—    PDTE. CHÁVEZ.- ¡Cerca! No se dieron cuenta de eso. Entonces yo ahí me sentía más sólido, y los muchachos listos.

    Ahora, ¿qué pasa? En Maracay no sólo fue Baduel. Otro general que estaba conmigo aquí en el Palacio, García Montoya, resulta que él fue el que también me recomendó entregarme. Me dice: “No, usted tiene que preservar la vida. Nosotros nos encargamos aquí de la resistencia. Así que entréguese, pida garantías, y bueno, nosotros pendientes de exigir que le respeten la vida”.

    Por una parte me estaban sacando a mí preso, y por la otra él se fue a Maracay, porque él es muy amigo de Baduel, y allá él, que es General de División, organiza el Comando de la Resistencia y la Dignidad. Y empieza ese comando, y los muchachitos míos de aquí, los jovencitos que tú conoces, se fueron para allá también, para Maracay, que queda como a hora y media de Caracas. Se fueron, se les escaparon a los jefes aquí, a los que asumieron.

    Aquí tenían un plan ya. Unos se quedaron en el sótano escondidos.

—    CMDTE. EN JEFE.- Creo que Martínez estaba por allí también, ¿no?

—    PDTE. CHÁVEZ.- Sí, Martínez estaba. Todos estaban allí. Martínez…

—    CMDTE. EN JEFE.- Yo hablé con el general ese que tú dices.

—    PDTE. CHÁVEZ.- ¿García Montoya?

—    CMDTE. EN JEFE.- Sí, yo hablé primero con Baduel —porque todo eso me comunicó María. Me comunicó primero con el que estaba de Jefe de Comando, el que estaba de Comandante de la Fuerza Armada, Lucas.

—    PDTE. CHÁVEZ.- ¡Ah, Lucas, Lucas! ¿Hablaste con él?

—    CMDTE. EN JEFE.- Sí. Ella me comunica con él.

    Era el período en que tú estabas en Orchila, ya a esa hora.

    Eso fue por la tarde, a primera hora de la tarde más o menos. Yo le comuniqué.

    Entonces, después María me dice que Baduel quiere hablar también, y me dio los teléfonos. Era muy difícil se cortó dos veces la comunicación— con Lucas, y entonces, a través de María, pude… Ella me dijo que Baduel quería hablar conmigo. Entonces, hablé con Baduel un rato, y estábamos en la enorme preocupación de dónde tú estabas y de presionarlos no fuera a ser que en la desesperación hicieran cualquier cosa, ¿tú entiendes?

    Entonces, él me pone con ese general, este que estaba allí.

—    PDTE. CHÁVEZ.- García Montoya.

—    CMDTE. EN JEFE.- Montoya. Y entonces él pide también que ellos querían hacer una declaración pública.

    Entonces, hablando conmigo ahí, yo le puse para grabarle la conversación, y le dije que la hiciera: ¡pam! Y entonces hizo un discurso dirigido a la opinión pública mundial y todo.

    Inmediatamente la pasamos a la televisión y se la entregamos también a todas las estaciones aquí, un discurso que él hizo.

    ¡Figúrate!, tú no sabías lo que estaba pasando por acá, ¿no?

—    PDTE. CHÁVEZ.- No, yo no sabía nada de eso.

    Claro, yo intuía la reacción popular y militar, pero me preocupaba, porque eso pudiera haber generado hasta una guerra civil. Pero resulta que…

—    CMDTE. EN JEFE.- No, Baduel y el otro tenían una posición muy clara —yo se la elogié—; estaban indecisos de si salir o no. Y entonces, yo decía: no, no conviene que haya combate. Les di mi opinión, pero ya ellos tenían pensado precisamente eso.

    Entonces, sí yo hablé…

—    PDTE. CHÁVEZ.- Creo que dieron un ultimátum a esta gente de aquí de Caracas para que yo apareciera, si no, iban a venir sobre Caracas los paracaidistas.

—    CMDTE. EN JEFE.- Sí, pero el problema es que lo que hizo el general y lo que hizo Baduel —los dos— fue la táctica de no moverse, y apelaron a todas las unidades. Entonces, hablaron en ese mensaje que hicieron, que nosotros transmitimos a todas partes.

—    PDTE. CHÁVEZ.- Sí, eso se convirtió… Ellos convirtieron el Comando de los Paracaidistas en el Comando de la Resistencia. Entonces, fueron llamando a las unidades, a generales, a comandantes, y me dicen que tenían un cuadro en la pared. Y entonces, uno de los muchachos, de los míos acá, de los tenientes, tomando notas, y el general llamando y llamando: “Miren, ustedes con quién están, defínanse.” Entonces: “No, que estamos indecisos.” Entonces empezaban a hablarles, a decirles, y se fueron ganando poco a poco a toda la oficialidad otra vez, explicándoles que yo no había renunciado, que eso era una gran mentira, que esa era una traición, que estaban entregándole el país otra vez a FEDECÁMARAS, a los empresarios, a los Adecos, a los Copeianos —porque esos hicieron una fiesta aquí ayer.

—    CMDTE. EN JEFE.- Sí.

—    PDTE. CHÁVEZ.- Vinieron aquí al Palacio e hicieron unas fiestas.

—    CMDTE. EN JEFE.- Sí, sí, si los pescaron ahí. (Riéndose) Los pescaron ahí adentro a los ministros.

—    PDTE. CHÁVEZ.- Aquí tienen a unos presos, pero al fulano presidente este, y a todo el…

    El negro Churio… ¿Te acuerdas de Churio?

—    CMDTE. EN JEFE.- Sí.

—    PDTE. CHÁVEZ.- Churio, el Mayor, ese muchacho es el jefe de los comandos míos. Ellos estaban en el sótano, y entonces… ¡Menos mal que no lo hicieron! Porque ellos, cuando estaban juramentando al supuesto presidente este, querían tomarlos de rehenes, hacer una toma de rehenes allí en el salón grande.

—    CMDTE. EN JEFE.- [Se ríe]

—    PDTE. CHÁVEZ.- Es que aquí es para escribir un libro, Fidel.

—    CMDTE. EN JEFE.- No, no, se puede hacer un libro.

—    PDTE. CHÁVEZ.- Un libro para la historia, mira, porque… Tú que tienes muchos más años que yo en esto; yo no recuerdo un ejemplo parecido…

—    CMDTE. EN JEFE.- No, no hay nada parecido.

Sea el primero en opinar

Deja un comentario